La Isla de Santa Catalina


América es un lujo de continente, sobre todo en lo que a viajes y turismo se refiere. Su naturaleza y sus costas esconden verdaderas maravillas que merece la pena visitar… Sin embargo, lo normal es que en nuestra búsqueda de las mejores playas acudamos a las más famosas y conocidas, y dejemos un poco de lado aquéllas que no salen tanto en las guías.

Es lo que ocurre en lugares como el estado norteamericano de California. Si os encamináis a zonas como Los Ángeles, sin duda encontraréis playas de película y cuerpos de infarto… Pero probablemente echéis de menos el encanto, la tranquilidad y la belleza que sí podréis encontrar en la Isla de Santa Catalina.

Avalon y Playa Descanso


Tras unos años en los que los visitantes y pobladores de esta isla, situada en el Océano Pacífico, se quejaban del mal estado de sus playas, hoy día el lugar ha sido completamente recuperado y sus aguas y costas lucen todo su esplendor. Para llegar a la Isla de Santa Catalina (conocida por los americanos simplemente como Catalina) basta con montar en un ferry que parte del Puerto de Long Beach y arriba a la ciudad de Avalon, todo un rincón pintoresco con reminiscencias Art Déco. En este lugar os encontraréis con una playa llena de encanto: Playa Descanso (sí, en español). Para acceder a ella hay que pagar una entrada de dos dólares, pero la verdad es que vale la pena pagar.

Un lugar 10 para bucear

Es la playa que podéis ver en estas imágenes y en el vídeo. En uno de sus extremos, el Casino de Santa Catalina se alza con todo su señorío. Hoy día es teatro y sala de conciertos, y se puede visitar. Las costas de la Isla de Santa Catalina son famosas como paraíso de buceo, tanto con botellas como a pulmón: el agua es cálida y transparente, y la abundancia de vida marina las convierte en edenes bajo el mar. Dos de los mejores puntos para bucear en la isla son Casino Point y Lover’s Cove. En las proximidades podéis encontrar tiendas y clubs de buceo que alquilan equipos, así que no tendréis problemas en viajar ligeros de equipaje…

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