Viajar a Brasil es sinónimo de viajar a un país donde normalmente se disfruta de un clima idóneo. De sobra son conocidas algunas de sus playas, como por ejemplo la de Porto da Barra, situada en Salvador de Bahía. Viajar hasta esa ciudad y no visitar esa playa es casi un pecado, algo que no tiene ningún sentido. ¿Por qué?
Tal vez sea porque sus aguas son cristalinas, porque la limpieza y la pureza son dos requisitos indispensables que siempre han caracterizado a esta zona. Además, desde su fina arena se puede contemplar la puesta de sol, algo que no se puede hacer en todas las playas del país sudamericano.
No es de extrañar que todos los turistas que viajan a Brasil acaben visitándola en más de una ocasión. Sus más de 600 metros de extensión son para disfrutar. El agua, tibia y cristialina, sirve de lugar de ocio para los miles y miles de visitantes que deciden darse un baño en los meses en los que las temperaturas son más agradables. Por ello no es de extrañar que sea el punto de encuentro de muchos jóvenes que quieren practicar deportes como el fútbol playa o el volley playa.
Cuando se pone el sol, todavía hay tiempo para seguir disfrutando de la playa. Hay multitud de chiringuitos por la zona y la fiesta se respira en toda su extensión. Teniendo en cuenta que Salvador de Bahía llegó a ser la capital del país, no es de extrañar que haya mucho movimiento por allí, lo que asegura mucha distracción tanto por el día como por la noche. ¿Estás preparado para bailar samba tanto dentro como fuera del agua?