Al sudeste de Mallorca, a unos 7 kilómetros del término municipal de Santanyí, es posible disfrutar de uno de los rincones más especiales de la isla. Cala Llombards, situada en una urbanización homónima, es una especie de piscina de 90 metros que no deja indiferente a los bañistas.
Ocupa la desembocadura del torrente Son Morlà y se erige como una opción muy recomendable para quienes buscan algo de tranquilidad, si bien es cierto que suele llenarse en los meses de julio y agosto.
Un entorno natural y relajante
Quienes sobrepasan el pinar que la rodea para pisar sin chanclas su inconfundible arena blanca se exponen a un paisaje espectacular. Los acantilados que se van a ambos lados son altos y accidentados, y hay quienes lo aprovechan para dar rienda suelta a su locura lanzándose desde varios metros de altura.
El agua es entre verde y turquesa. Te invita a bañarte en familia con un telón de fondo muy vistoso y erosionado por el tiempo. Sin embargo, lo que más nos llama la atención es As Pontàs, un mirador con forma de arco rocoso que tiene toda la pinta de ser un puente salido del mar. Acapara muchas miradas, como también lo logran los varaderos que dan cobijo a varias embarcaciones cavadas por los pescadores de la zona hace mucho tiempo.
Muchos servicios y fácil acceso en coche
Para terminar, decir que no hay restaurantes por la zona. Lo que sí hay son duchas, lavabo, socorrista y aparcamiento gratuito. Además, es muy fácil acceder a Cala Llombards por carretera. Basta con coger la salida de Santanyí hasta Ses Salines y desviarse hacia la izquierda (está bien señalizado). Un coche puede llegar hasta el parking sin problemas, pero un autobús no lo logra, así que no hay excursiones que te lleven hasta allí a menos que te acerques con una embarcación desde Port de Cala Figuera, que está a 2,4 millas marinas y es la instalación portuaria que queda más cerca.