Espero que los que guarden en celoso secreto la existencia de esta paradisíaca cala me perdonen por revelarla en el blog, pero para eso estamos en Playas Calas: para llevaros a todos los rincones donde la arena y el agua sean las protagonistas. Secretos o de todos conocidos. Así que hoy vamos a visitar una cala que necesita poca presentación, ya que las imágenes que acompañan al texto son suficientemente explicativas de por sí.
Su nombre es Cala Llentrisca y muchos la consideran la cala más aislada de la isla de Ibiza. La transparencia y color esmeralda de sus aguas la han convertido en el lugar preferido de buceadores y submarinistas.
Agua verde y cantos rodados
Esta cala nunca está demasiado concurrida por varios motivos. En primer lugar, porque se halla algo aislada: para llegar a ella hay que caminar un rato. Y por otra parte es una cala de cantos rodados, así que se impone llevar colchoneta de aire o tumbona si queremos tomar el sol. Pero la belleza de este rincón es motivo suficiente para superar estos inconvenientes y emprender la ruta hacia Cala Llentrisca, todo un paraíso de ciento veinte metros de longitud por diez de ancho. El nombre de la cala procede de la roca que se alza junto a ella (Cap Llentrisca), que separa la costa sur de la isla de la costa oeste.
Desértica y aislada
Como es natural, esta playa no tiene servicios de ningún tipo ni tampoco el clásico chiringuito; si acaso, algunas casetas o chamizos (escars) donde los pescadores guardan sus llaüts, las embarcaciones típicas de las Islas Baleares. Si queréis visitar esta cala, tendréis que dirigiros hacia Sant Josep de Sa Talaia y allí comenzar la ruta desde la iglesia de Es Cubells. A partir de este punto comienza una carretera, que llega hasta el extremo final de la urbanización privada Parques de Es Cubells. En este lugar tendréis que dejar el coche y comenzar a caminar por un precioso bosque costero; tras media hora de camino, Cala Llentrisca se mostrará ante vosotros con toda su espectacular belleza.