Lanzarote dispone de maravillosas playas que sin duda sería un completo error no visitar. Ya vimos algunas como la playa de Las Conchas o la de El Papagayo, y hoy toca el turno de la que se ha consolidado como uno de los principales enclaves turísticos de la isla: Playa Blanca.
A pesar de su nombre, la playa dispone en realidad de una suavísima arena de un dorado oscuro bañada por unas claras aguas color celeste que constituyen uno de los grandes reclamos de la zona.
El apacible mar en calma y las cálidas temperaturas durante casi todo el año harán que no te cueste nada darte un chapuzón, especialmente si entras con tu esquipo de snorkel dispuesto a conocer el precioso fondo marino de la isla.
La pequeña Playa Blanca se extiende a lo largo de unos 100 metros de largo y 8 de ancho y se encuentra rodeada por un encantador entorno puramente canario, caracterizado por la tosca aridez de la arena oscura y por esas oscuras formaciones rocosas contorneadas que se adentran al mar.
Esta costa del municipio de Yaiza (al sur de la isla) cuenta con una magnífica oferta para el turismo, repleta de ocio y servicios para que disfrutes de unas perfectas vacaciones de verano. Tanto en el paseo marítimo y sus calles adyacentes como en el puerto encontrarás gran cantidad de chiringuitos, restaurantes, bares musicales y comercios que hacen a la zona un lugar perfecto tanto para familias como para visitar con amigos.
Y para cuando te canses de sol y playa te esperan muchas actividades interesantes cerca de la zona como la visita al emblemático Parque Nacional de Timanfaya, La Geria, las Salinas de Janubio, El Golfo, Los Hervideros o el pueblo de Yaiza.
También puedes visitar las playas de Papagayo, Las Coloradas, Playa Dorada o la Playa de la Mulata, por ejemplo.