¿A quién de vosotros no os gustaría, en este preciso instante, perderos en una isla paradisíaca y solitaria? Transformar este lunes de invierno que nos atrapa en un luminoso día de playa. Tumbarse al sol sobre la finísima arena blanca teniendo como paisaje una extensión interminable de mar azul turquesa.
Pues yo sé donde está ese sitio. Es la playa Half Moon Cay, en la isla de Little San Salvador, o Pequeño San Salvador, si preferís, en Bahamas. Un recóndito lugar de ensueño que ha logrado mantenerse a salvo del turismo de masas. Y no es que no haya turistas y visitantes, que los hay, sino que aún es posible disfrutar de las maravillas de la isla sin tener que luchar con cientos de personas que pretenden hacer lo mismo que nosotros al mismo tiempo, ya sea bañarse en el mar o pasear por la playa. Sobre todo si viajáis hasta allí en temporada baja.
Perfecta para el relax
Por eso, Half Moon Cay se dibuja como la opción perfecta en mi mente. En lugar soñado para escapar del tedio del invierno y dejarse llevar a otro mundo. Y es que esta playa es un monumento natural, una extensión de agua de un sorprendente e intenso azul turquesa que parece una piscina infinita. La arena es muy blanca y pura en la playa de este cayo pequeño con forma de media luna (de ahí su nombre).
Además de daros espectaculares baños y tomar el sol como nunca, hay otras muchas cosas en las que ocupar el tiempo en Half Moon Cay. Aunque vuestras expectativas sean sólo relajaros y no hacer nada, es bueno que sepáis que podéis realizar algunas actividades propias del turismo ecológico que impera en esta isla. Es uno de los principales observatorios de aves de las Bahamas, una reserva natural repleta de tesoros faunísticos. También se puede practicar senderismo y rutas a caballo por la playa. Además, la exótica vida marina del lugar lo convierte en el sitio perfecto para practicar buceo y snorkel.