Tossa de Mar podría ser una de las localidades más representativas de toda la costa mediterránea: preciosas aguas claras, verde vegetación, una gran oferta de ocio y una buena historia que contar.
Esta ciudad gerundense está coronada por el Castillo de Tossa de Mar, construido sobre una pequeña montaña a finales del siglo XII; es precisamente a los pies de ésta donde se encuentra la Playa Grande (Platja Gran), la bahía más popular de la zona.
Con estas vistas espectaculares del castillo y con la naturaleza como telón de fondo, la playa se extiende a lo largo de 385 metros y 50 metros de ancho en los que cientos de turistas se congregan cada año para disfrutar del mejor clima y entorno mediterráneo.
Tumbarte sobre su arena gruesa será reconfortante además de práctico, y es que después de visitarla no tendrás molestias a la hora de despegar de tu piel la fina arena que se impregna en otras playas. Como muchas playas de la Costa Brava, la Platja Gran ofrece limpísimas aguas cristalinas en las que podrás pasar horas y horas analizando el rico fondo marino (eso sí, no descartes ver algún pie entre los pececitos, pues desde luego no serás el único bañista).
Por suerte o por desgracia, esta playa está demasiado concurrida durante los meses de verano: pasar unas vacaciones cerca de la Platja Gran es genial si buscas un ambiente animado a cualquier hora, pero también es cierto que la masificación de gente puede hacer que te sientas un poco agobiado en plena temporada estival.
No obstante, si no fuera por la altísima demanda turística ahora no tendríamos la posibilidad de escoger entre la gran variedad de alojamientos, restaurantes, chiringuitos, bares, pubs o tiendas que hay en la zona, y es que si te alojas cerca de esta playa puedes estar seguro de que no te faltará nada de lo que necesites.
Por supuesto, todas estas características merecían su reconocimiento, y es por ello que la Comunidad Europea ha otorgado a esta playa la Bandera Azul de calidad ambiental y turística.