A menudo vamos a buscar las playas más espectaculares fuera de los límites de nuestro país, buscando el paraíso en lugares lejanos donde todo parece más recóndito y especial.
Grave error. En realidad, en España tenemos tantos rincones por descubrir que nos sorprenderíamos de lo poco inteligentes que somos en no darles la importancia que merecen y desaprovecharlos.
¿Has estado, por ejemplo, en Cala Varques?
Se trata de uno de esos rincones paradisíacos de Mallorca, una pequeña calita situada en el municipio de Manacor entre las poblaciones de Portocolom y Porto Cristo.
Sus apenas 70 metros de longitud y 50 de anchura hacen de ella un playa íntima y familiar, si bien también un lugar donde puede resultar difícil encontrar un hueco. Esto tampoco es de extrañar, y es que todo el que aprecia una imagen del paisaje que ofrece sencillamente no puede resistirse a hacer una visita: Fina arena blanca, aguas cristalinas que comparten terreno con formaciones rocosas y un entorno de verdísima vegetación mediterránea que te hará disfrutar de lo mejor de la casa.
El hecho de que la masificación turística no haya hecho mella en la zona también tiene sus efectos secundarios, y es que más vale que vayas preparado con comida y refrescos de casa si no quieres tener que coger el coche cuando te entre el hambre.
Una de las curiosidades de esta playa es que no solamente podrás encontrar bañistas tostándose al sol o chapoteando en el agua sino que también estarás acompañado por las vacas de la granja vecina que en ocasiones también quieren disfrutar de los privilegios de su tierra… ¡Una imagen de lo más divertida!
Puedes llegar a esta playa en coche, si bien deberás aparcarlo y seguir a pie al encontrarte con la reja que separa la zona pública del espacio de la finca rural privada que permite el acceso a la playa en unos diez minutos.