Una de las playas más coquetas de la zona es la playa de La Fajana, un litoral que contrasta a la perfección la tradicional playa arena negra con la belleza de una naturaleza verde y a la vez árida, algo a lo que por otra parte ya nos tienen acostumbrados muchas playas de las Islas Canarias.
Se trata de una playa rústica en la que podremos tumbarnos sobre una arena de grosor intermedio (ni demasiado fina, ni tampoco de piedrecitas), tomar un baño en las limpias y cristalinas aguas del atlántico o simplemente pasear tranquilamente por la zona. La Fajana no suele estar demasiado ocupada, por lo que es un lugar perfecto si quieres pasar unos días de vacaciones con algo de intimidad.
Este bello paraje natural no se ha estropeado a causa de la explotación del tercer sector, por lo que la playa constituye un entorno natural perfecto para alejarse y desconectar del día a día. En los alrededores de La Fajana encontraremos, por ejemplo, pequeñas cabañitas de madera ya abandonadas que resisten fuertes al paso de los años, así como gran cantidad de especies vegetales como los cactus, difíciles de encontrar en los alrededores de las playas de la península y del mediterráneo.
Con 200 metros de largo y 50 de ancho, esta playa es sólo una de las muchas que se forman en la costa acantilada de Garafía, en las Canarias, en la que muchas calas aparecen y desaparecen según la dinámica marina, por lo que son normalmente más accesibles en verano.
Te recomendamos que las visites si tienes la oportunidad, pues además de disfrutar de su belleza tendrás la sensación de estar descubriendo nuevas playas vírgenes a cada paso. Algunas de ellas son El Callejoncito, El Mudo, Buracas, Bujarén, Lomada Grande y la mismísima playa de La Fajana, entre otras.
Eso sí, cuidado cuando entres en el agua, ¡esta playa es también conocida por su fuerte oleaje!