Menuda sorpresa me llevé cuando visité Croacia. Sabía que era un país precioso porque me habían hablado muy bien de él, pero no esperaba encontrar tanta belleza y regresé de mis vacaciones con muy buen sabor de boca.
Evidentemente, además de alucinar con el patrimonio histórico y cultural de sus principales ciudades, disfruté mucho en sus playas, ya que algunas de ellas tienen nada que envidiar a las mejores de Europa. Sobre todo la que para mí es la número uno: Oprna Beach.
Merece la pena el viaje
Está en la isla de Krk, al norte del mar Adriático y justo enfrente de Rijeka. Y no es de extrañar que esté allí, ya que es la isla de Croacia con más playas con Bandera Azul.
El hecho de que sea difícil llegar hasta ella hace que todavía sea más bonita. Merece la pena el esfuerzo, recorrido que hay que completar hasta poner los pies en un paraíso salvaje al que puedes llegar caminando o en barco.
Una playa familiar y relajante
Sus aguas suelen estar en calma y te dan la posibilidad de recorrer un buen puñado de metros hacia el mar hasta que te das cuenta de que empiezan a cubrir por encima de los hombros. Por eso es una playa recomendada para los más pequeños de la casa, además de ser un lugar muy frecuentado por aficionados al snorkel y el buceo, que aprovechan la limpieza del lugar para ver toda clase de especies marinas.
Otro de los motivos por los que deberías visitar Oprna Beach tiene que ver con la tranquilidad que se respira. Al ser de difícil acceso, ni siquiera en los días con más masificación de turistas tendrás problemas para colocar la toalla. Eso significa que no es mal plan llevarse un libro y ponerse a leer bajo una sombrilla, con el ruido de las olas de fondo y sin preocupaciones. Eso sí, no esperes toparte con arena fina y dorada…
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