Seguro que todos recordáis esos vídeos escalofriantes en los que los mejores surferos del mundo se enfrentan a olas del tamaño de casas. Son documentos impresionantes que asombran por la pequeñez del ser humano frente a la fuerza de la Naturaleza… Y también por el espectacular dominio del medio por parte de estos héroes de las olas, que cabalgan sobre ellas encima de algo tan frágil e inestable como una tabla de surf.
Las olas más grandes del mundo invitan a surfearlas a los más valientes en lugares cercanos al paraíso. ¿Queréis saber en qué playa están?
La más grande, en Portugal
Muchos consideran la playa de Jaws, en la isla hawaiana de Maui, como la playa con olas más grandes del mundo. Sin embargo, la que está considerada la ola de mayor tamaño jamás surfeada se generó mucho más cerca de España: concretamente en Portugal, unos 100 kilómetros al norte de Lisboa. La ola se alzó en una playa situada sobre un cañón sumergido, un accidente geográfico que tiene la capacidad de generar olas gigantes. El valiente que la cabalgó fue Garret McNamara. Sin embargo, en la playa de Jaws las olas gigantes son más constantes y su ferocidad le ha ganado a este lugar su sobrenombre: Jaws significa en inglés “mandíbulas”, y también es el título original de la mítica película “Tiburón”.
Olas de 36 metros
Se rumorea que las olas de este lugar alcanzan la friolera de 36,6 metros de cara, y que se mueven a una velocidad de alrededor de 50 kilómetros por hora. Esta playa es uno de los lugares clásicos para filmar las secuencias de las que os hablaba al principio, y es también un punto de reunión de los mejores surfers del mundo. Pero solo los más grandes, de la talla de Laird Hamilton o Mike Stewart, se atreven con sus olas… Para verlas en persona, si os animáis, habéis de saber que el momento en el que se alzan olas más grandes en la playa de Jaws es entre diciembre y febrero, una época en la que los vientos fuertes son habituales.
Y para terminar, un espectacular vídeo en el que no se surfea en la playa de Jaws: se hace esquí acuático extremo. ¡No os lo perdáis!
Qué gozada! Me encantan las olas grandes, aunque solo para verlas! Soy un poco «cagada» como para meterme en ellas, que tuve un pequeño percance hace años y desde entonces no me meto en aguas con oleaje.