En Zumaia, a 34 kilómetros al oeste de San Sebastián, se encuentra Itzurun, una playa que forma parte de uno de los tramos más espectaculares de la costa guipuzcoana. Sus enormes acantilados verticales, paredes de piedra caliza que alcanzan hasta los 150 metros de altura, llaman la atención de todo aquel que los contempla.
Se trata de un fenómeno geológico denominado flysch, formado durante miles de años por la erosión. Y aunque para los poco entendidos sobre geología se trata de simples piedras, lo cierto es que es mucho más que eso. De hecho, la playa de Itzurun tiene muchos más secretos que mostrar.
Una playa llena de historia
La rocas que forman parte del flysch son como páginas que cuentan la historia de más de 60 millones de años de nuestro planeta. En realidad se trata de una sucesión de capas de roca que se depositó en una cuenca marina profunda. Se intercalan capas duras (calizas, pizarras, areniscas) y blandas (margas y lutitas). Además, guarda la llave de uno de los grandes eventos ocurridos a lo largo de la historia: el límite Cretácico/Terciario, relacionado con el impacto de un meteorito que marcó la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de historia.
Más allá de la geología
Más allá de su importancia geológica, Itzurun tiene mucho que ofrecer. Se trata de una playa de arena dorada que se encuentra muy cerca del casco urbano de Zumaia, Cuenta con 270 metros de longitud y fuerte oleaje, por lo que se trata de lugar perfecto para practicar diferentes tipos de deportes acuáticos.
Además, se dice que las aguas de Itzurun contienen uno de los mejores fondos biomarinos de Europa, reconocido por su alta concentración de minerales y oligoelementos, especialmente de yodo.