Aunque parezca increíble (dado que todos pensamos en que nuestro mundo es muy pequeño…), todavía quedan muchísimas playas, islas y lugares paradisíacos prácticamente desconocidos, en los que es posible hacerse una idea de cómo era nuestro planeta antes de que la civilización y el turismo lo inundasen.
Es el caso de la espectacular Isla de Lord Howe, que como veis en esta imagen no puede ser más impresionante. Los habitantes de Sídney que la conocen la mantienen casi en secreto, y además el turismo está controladísimo, de forma que sus playas siguen siendo prácticamente vírgenes.
Patrimonio de la Humanidad
La isla, muy pequeña, pertenece al archipiélago de Lord Howe Islands y se halla en el Océano Pacífico. El cupo de turistas en ella es de cuatrocientos como máximo; apenas hay iluminación urbana y la mayor parte de quienes la recorren lo hacen en bicicleta. Para llegar a ella hay que salvar un trayecto en avión desde Sídney que dura unas dos horas. Estas islas surgieron de una erupción volcánica, y su belleza y estado de conservación han hecho que la UNESCO las incluyese en su lista de lugares Patrimonio Natural de la Humanidad.
Peces rey, tortugas y olas
En la isla hay una laguna formada por un arrecife de coral, que hará las delicias de los amantes del buceo a pulmón. Si visitáis este lugar, no os dejéis en casa el tubo y las gafas… Las playas más importantes de la Isla de Lord Howe son la playa de Ned, donde es posible dar de comer con la mano a los peces rey; la playa de Old Settlement, donde se pueden ver tortugas descansando sobre la arena; y la playa de Blinky, un paraíso para los surferos que se encuentra en la costa este, famosa por tener olas excelentes y poco concurridas. Su extensión de arena blanquísima, casi desierta y con un entorno de vegetación lujuriante, también la convierten en un lugar magnífico para quienes buscan sobre todo sol y aguas transparentes.