Tenerife, como toda isla de este mundo mundial, es un destino en el que podemos disfrutar de un baño en cualquiera de sus playas. Eso sí, el turista ya sabe que no encontrará palmeras y arena dorada como en el Caribe, ya que estamos hablando de un territorio volcánico que se caracteriza por sus parajes de arena negra y rocas.
Un buen ejemplo de ello nos lo brinda la playa de Antequera, a la que se accede por mar o a través de un camino que no está hecho para todo el mundo por su dificultad.
Una playa ideal para relajarse
Merece la pena recorrer dicho sendero para disfrutar de la belleza del lugar, que está presidido por el acantilado del macizo de Anaga. Lejos de la ciudad, sin ruidos perturbadores, cualquiera puede desconectar en cuestión de segundos para olvidarse del estrés y poner la mente en blanco.
Su arena gris es muy fina y en ocasiones las olas hacen acto de presencia con firmeza, motivo por el cual es recomendable visitarla cuando hay marea baja. Mide 400 metros de longitud y 25 metros de anchura. Nunca hay problemas para colocar la toalla porque es una playa muy tranquila, tanto que algunos aprovechan para practicar nudismo.
Foto: Wikiloc
Se organizan excursiones
Debes saber que se organizan excursiones para visitar la playa de Antequera desde puntos como la playa de Las Teresitas. Hay una que te lleva al mirador de Bailadero antes de iniciar el descenso, para el que se emplean unas tres horas en las que puedes ver algunas de las 50 especies botánicas endémicas de la zona.
Cuando llegas a tu destino te das cuenta de que no hay servicios. Estás aislado en un paraíso recóndito que te envuelve desde el primer minuto para que no quieras marcharte nunca.
La playa, por cierto, está en el municipio de Igueste de San Andrés, en Santa Cruz de Tenerife.
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