¿Quién dijo que Roma no era un destino de playa? Sí, es verdad que no se suele hablar de ella como un destino turístico ideal para quienes quieren disfrutar del sol y las olas, pero no menos cierto es que esta ciudad italiana permite sofocar las altas temperaturas estivales con playas que se encuentran en las proximidades.
En este artículo no vamos a darte única y exclusivamente razones para visitar Roma por las playas que encontrarás a poca distancia. Te hablaremos de una de ellas, pero el resto serán consejos tan útiles como los que puedes encontrar en esta guía. ¿Empezamos?
Día 1
El primer día, si has llegado acalorad@ y quieres refrescarte, puedes pasarlo en la playa de Ostia, que es la más cercana a Roma. Está en la costa del Lacio, justo en la desembocadura del río Tíber. Antiguamente fue un importante puerto comercial y hoy en día es un lugar fantástico para divertirse en la que se considera como «la playa de Roma». Es verdad que no es de las más bonitas de Italia (en Italia hay playas impresionantes, todo hay que decirlo), pero no menos cierto es que merece la pena disfrutar de su privilegiado entorno.
Día 2
El segundo día podemos visitar los principales monumentos de Roma, que como seguramente ya sabrás no son pocos. La capital italiana alberga tesoros que merece la pena conocer, como es el caso del Coliseo y el Foro Romano. Te recomendamos comprar tus entradas con antelación, ya que de esta forma evitarás tener que hacer las largas colas que se originan para contemplar la belleza de estas ruinas imperiales. Además, tampoco es mala idea contratar un tour guiado con un guía especializado en Historia Antigua que podrá contarte todo aquello que difícilmente se puede saber si se va por libre.
Día 3
El tercer día podemos dedicarlo a pasear por las calles del centro de Roma, lo que implica también ver sus hermosas plazas. La piazza Navona es una de las más bonitas sin lugar a dudas, algo que no es de extrañar teniendo en cuenta las fuentes que la adornan a lo largo y ancho de su extensión. Visitándola te empaparás de la arquitectura de «la ciudad eterna».
Día 4
La visita al Vaticano podría ocupar todo el cuarto día perfectamente. Este pequeño país europeo esconde uno de los grandes tesoros de la Historia del Arte y es un lugar de peregrinación indispensable para los católicos. Los Museos Vaticanos son sencillamente increíbles, siendo la famosa Capilla Sixtina el principal atractivo por su belleza. Debes saber que también puedes comprar entradas por anticipado y que puedes contratar los servicios de un guía turístico para tener más información sobre lo que vas a ver.
Día 5
El último día lo podrías invertir en pasear por un barrio lleno de encanto. Me refiero al Trastévere, que es recomendable tanto de día como de noche. De hecho, allí encontrarás algunos de los mejores restaurantes de Roma, o como mínimo algunos de los que tienen más poder de atracción por el ambiente que se desprende y la calidad de la comida. Y después del Trastévere, si todavía estás con fuerzas y quieres presenciar un atardecer de película, lo mejor que puedes hacer es subir al Gianicolo y ver la puesta de sol romana como un espectador de lujo. Está a tan solo 15 minutos desde la Piazza di Santa Maria en Trastévere.