Arena negra, arena dorada, áridas, con vegetación… Lanzarote ofrece una enorme variedad de paisajes de playa muy distintos entre ellos pero cada una de ellas con un encanto particular.
La playa de Papagayo, cercana a Playa Blanca, es unas de estas playas que merece la pena visitar aunque sea una vez en la vida, caracterizada por el fuerte contraste de roquedos negros de origen volcánico bordean la playa alzándose sobre una clarísima arena dorada quemada por el sol.