Las islas más paradisíacas del Mar Caribe ya fueron en su día objeto de interés de nuestro blog. Pero relatar un listado de estos maravillosos lugares no me parece suficiente: se quedan tantas cosas en el tintero… Hoy voy a volver a una de esas islas para desvelaros sus secretos y sus rincones más espectaculares.
Se trata de la Isla de Barbuda, que junto con Antigua y Redonda forma un pequeño archipiélago en el Caribe nororiental. Si lo que buscáis para vuestras vacaciones de playa es el bullicio y la fiesta, lo siento: Barbuda no es para vosotros. Pero los amantes de los paraísos naturales y tranquilos encontrarán en esta isla un auténtico tesoro.
Playas de arena rosada
Para llegar a Barbuda hay que tomar un vuelo desde la Isla de Antigua, que aterriza en su territorio tras un recorrido de 20 minutos. Otra opción es llegar en barco, en cuyo caso la travesía dura alrededor de tres horas. Las playas de Barbuda, de finísima arena rosada, son impresionantes y tan solitarias como podéis ver en las fotos. Las costas están jalonadas de arrecifes de coral y de antiguos pecios (barcos hundidos), que hacen las delicias de los afortunados submarinistas que se pueden permitir unas vacaciones en este exclusivo paraíso.
Santuario de aves marinas
La Isla de Barbuda también esconde otro tesoro natural, el Santuario de la Fragata Real. Este nombre tan marinero, en realidad se refiere a un ave marina que también se conoce como rabihorcado. Se trata de una reserva protegida con más de ciento setenta especies de aves, situada en la laguna marina (conocidas como lagoons) que descansa en la costa noroeste de la isla. Se trata de un verdadero santuario natural a donde solo es posible llegar por mar. embarcación. Una visita perfecta para completar las vacaciones más increíbles en la Isla de Barbuda y sus kilométricas playas.