Un paisaje espectacular tanto a pie de playa como en lo alto de los acantilados es lo primero que te ofrece la playa de Mataleñas, en Cantabria. Y espera, porque esto sólo es el principio…
El entorno natural de la playa más bella de Santander es del todo salvaje y natural: una ancha cala (40m) de limpísimas aguas de intenso azul bañan una costa de arena dorada y fina, todo ello a la vez protegido del resto del mundo gracias a los inmensos acantilados de roca y verde vegetación tan característicos de los mejores paisajes cántabros.
Precisamente es esto lo que convierte a Mataleñas en un lugar algo remoto alejado del bullicio de otros lugares costeros. No obstante, mentiríamos si dijésemos que la playa no suele estar concurrida, porque su precioso paisaje es el reclamo de cientos de turistas en busca de un lugar donde relajarse, donde poder practicar deporte a lo largo de sus 125 metros o donde jugar tranquilamente con los niños en la larga orilla.
Sin embargo, para poder pisar la suave arena de esta playa (situada entre las rompientes del Cabo Mayor y el Cabo Menor) deberás bajar nada más y nada menos que 158 escalones, por lo que se convierte en un lugar no demasiado accesible para todo el mundo.
Además de disfrutar de esta magnífica costa dotada con la Bandera Azul por la Unión Europea, podrás disfrutar también de diversas actividades culturales y de ocio como la visita al cercano Parque Natural de Mataleñas, al Faro de la misma o al campo de golf, así como hacer una salida al centro de Santander.
Alojarte en el vecino barrio de Cueto, hacer una visita en autobús desde el centro de Santander o bien plantar tu tienda de campaña en el Camping de Mataleñas son algunas de las mejores opciones para pasar unos días en la playa.