La costa de Almería es una de las más piropeadas de la península ibérica. Está repleta de playas preciosas con Bandera Azul, algunas de ellas merecedoras del adjetivo paradisíacas.
La playa de Villaricos, que es la que nos ocupa en este artículo, no reúne algunas de las características comunes en los arenales más idílicos del planeta, pero tiene un encanto que el permite situarse como una de las mejores de la región.
Arena y rocas oscuras
Lo que acabo de decir se refleja tanto en la arena como en las rocas, ya que son de tonos oscuros y no tienen nada que ver con la típica estampa de las playas del Caribe. Esto es así porque el lugar tiene un pasado minero marcado por las escorias de la fundición de la mena para purificar los metales.
Está en Cuevas de Almanzora, un pequeño pueblo de menos de 1.000 habitantes que celebra la llegada de los meses de verano por el dinero que deja el turismo. A su favor hay que decir que no suele estar excesivamente llena ni en agosto, así que no es mala idea visitarla para relajarse.
Fácil acceso y multitud de servicios
Hay aparcamiento para algo menos de 100 coches y es fácil acceder a ella a pie. De hecho, el acceso está habilitado para minusválidos. Hay duchas, baños, servicio de limpieza, una zona infantil y hasta un club náutico. También hay dos puertos: el Puerto de Villaricos y el Puerto Deportivo de Villaricos la Esperanza. Aburrirse es imposible.
Su paseo marítimo le permite ganar enteros
El paseo marítimo de la playa de Villaricos es uno de sus principales atractivos. Lo recomiendo especialmente cuando cae la noche, ya que es muy agradable escuchar el sonido de las olas muriendo en la orilla a escasos metros de distancia.
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