Tres playas vírgenes de Italia que no deberías perderte

Bidderosa-Cerdena
Italia es uno de los países que más turismo atrae en los meses de verano. Sus playas y el buen clima, además de su gastronomía mediterránea rematada por las pizzas y la pasta, hacen que sea un lugar idóneo para disfrutar del buen tiempo dejando a un lado el estrés.

Su popularidad, no obstante, ha propiciado que determinadas playas estén masificadas, como por ejemplo La Pelosa, que en mi humilde opinión es la más bonita del país. Eso es algo que no sucede en los tres arenales de los que te hablo a continuación, ya que mantienen su virginidad y es fácil colocar la toalla en cualquier día del año. ¿Te apetece conocerlos?

Playa de Sansone

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Que la Toscana sea famosa por sus pueblos y por sus prados no significa que allí no haya playas espectaculares. Una de ellas es la Playa de Sansone, que junto a Cala del Gesso suele acaparar todos los piropos de los turistas que se mueven por esa zona. Está en la isla de Elba y no sucede como con las playas de Capri, donde los resorts son la nota predominante. En Sansone lo que destaca es la vegetación y los guijarros blancos y suaves que se arremolinan en la orilla invitándonos a probar sus aguas cristalinas.

Cala Pulcino

Cala-Pulcino
Situada en otra isla, Cala Pulcino es una de esas playas vírgenes italianas que conviene conocer. Está muy cerca de la famosa Spiaggia dei Conigli, en Lampedusa, y tiene todo lo que se le puede pedir a una playa para encontrar el relax. Hay que caminar durante una media hora para llegar hasta la orilla, pero te aseguro que vale la pena el esfuerzo por mucho calor que haga. ¿Qué te espera allí? Tranquilidad, unas vistas increíbles y un mar en calma que no te cansarás de poner a prueba.

Playa Bidderosa

playa-Bidderosa
Cerdeña también tenía que contar con un representante en este artículo. La Playa Bidderosa es la elegida por estar apartada de todo lo que se cuece en Costa Esmeralda, que es sin duda alguna el pedazo de costa más popular de la isla por razones obvias. Está en la Reserva Natural de Bidderosa y parece que no haya nada alrededor, pero te darás cuenta de que sí hay alguien cuando te hagan pagar una tarifa de entrada antes de andar durante 40 minutos para llegar a tu destino, para lo que tendrás que adentrarte en un bosque de pinos que te permitirá encontrar espacios a la sombra. Una vez completes el recorrido, tu sonrisa delatará que estás ante un tesoro de aguas turquesas y arena blanca.

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